jueves, 24 de enero de 2013

A Taula de Canvis

Me ha llegado esto por correo y después de mirar un poco por la red parece que sí, que existió esta legislación para los banqueros.

Bueno yo lo copio y pego para que nos podamos hacer ilusiones de la época medieval. ¿Tanto hemos retrocecido desde entonces?


La Taula de Canvis apareció durante el reinado de Jaime I El Conquistador (1213-1276). La legislación romana y goda que regían este negocio fue sustituida.

Estos son algunos de los artículos de esta legislación bancaria:

El 13 de febrero de 1300 se estableció que cualquier banquero que se declarara en bancarrota sería humillado por todo el pueblo, por un voceador público y forzado a vivir en una estricta dieta de pan y agua hasta que devolviese a sus acreedores la cantidad completa de sus depósitos.

El 16 de mayo de 1301 se decidió que los banqueros estarían obligados a obtener fianzas y garantías de terceras partes para poder operar, y a aquellos que no lo hicieran no se les permitiría extender un mantel sobre sus cuentas de trabajo. El propósito de ello era señalar a todo el mundo que estos banqueros no eran tan solventes como aquellos que usaban manteles, es decir, que estaban respaldados por fianzas. Cualquier banquero que rompiera esta regla (por ejemplo, que operase con un mantel, pero sin fianza) sería declarado culpable de fraude.

Sin embargo, a pesar de todo, los banqueros pronto empezaron a engañar a sus clientes.
Debido a esos engaños, el 14 de Agosto de 1321 se estableció que aquellos banqueros que no cumpliesen inmediatamente sus compromisos, se les declararía en bancarrota, y si no pagasen sus deudas en el plazo de un año, caerían en desgracia pública, lo que sería pregonado por voceros por toda el pueblo. Inmediatamente después, el banquero sería decapitado directamente enfrente de su mostrador, y sus propiedades vendidas localmente para pagar a sus acreedores.

Existen evidencias documentales de que esto se cumplía.
Por ejemplo, el banquero catalán Francesc Castelló, fue decapitado directamente frente a su mostrador en 1360, en estricto cumplimiento de la ley.

martes, 22 de enero de 2013

El decreto treinta y tres

Pongo risa de conejo
cuando me miro al espejo
y compruebo a mis espaldas
a los ilustres barandas
metiendo mano al cajón
y sacando a mogollón
todo lo que viene bien
del decreto treinta y tres:
tú te llevas, yo también.

Y vienen los desde arriba
escondiéndose en el IVA
y luego van los de abajo
diciendo que no hay trabajo
y los que están a mitad
se ponen a meditar
una y otra y otra vez
el decreto treinta y tres,
tú te llevas, yo también.

Ay madre que papelón, que follón
no se sabe si está dentro
o está fuera la prisión.

Y siempre sigo perplejo
con mi risa de conejo
y mi aire anarco burgués
de no sabe, ni entender
como con tal caradura
y con esta catadura
se nos ponen a vender
el decreto treinta y tres,
tu te llevas, yo también.

Por todo lo que se ha dicho
yo me pongo guapo y pincho
con mi risa de conejo
delante de un buen espejo
y mi aire anarco burgués
un corte de mangas es
recordarles que esta vez
el decreto treinta y tres,
se lo van a comer bien.

                    Jose Antonio Labordeta